dijous, 8 de novembre del 2018

EL ÍDOLO DE LA FERTILIDAD DE ALMARGEN


Hace ya algún tiempo, mientras buscaba información sobre los ídolos placa oculados, encontré la siguiente noticia, publicada por el Diario Sur:



Como podéis imaginar, me sumergí en la investigación de la misma y en la presente entrada me gustría ofreceros los resultados.
En primer lugar, siguiendo el mismo proceso, os enlazo a unos vídeos para que os podáis ir situando; después entraremos en la parte más seria de su significado.









Recapitulemos la información que disponemos:
 -Ídolo de Almargen (Almargen, Málaga): Ésta es una espectacular escultura marmórea de más de 22 kg de peso y casi medio metro de alto. Su hallazgo fue casual, por lo que desconocemos el contexto arqueológico de la pieza, pero sus características formales no permiten albergar ninguna duda acerca de sus paralelos estilísticos con las pinturas esquemáticas calcolíticas. La pieza de sección circular tiene una forma oval y alargada. Si orientamos la escultura en función del rostro que posee, podemos decir que en su extremo superior aparecen unos arcos orbitales y una nariz, elaborándose los ojos mediante círculos en relieve. La iconografía de esta representación formal sigue el esquema de los antropomorfos esquemáticos tipo ‹‹golondrina›› o ‹‹ancoriformes›› de la pintura coetánea. El otro extremo presenta una protuberancia a modo de glande, encontrándose a medio camino entre el rostro y la punta fálica un abultamiento que parece evidenciar el embarazo de la figura, componiendo un conjunto de gran carga simbólica al conjugar la bisexualidad de hombre y mujer en una misma pieza, así como por su más que probable policromía en rojo. (Fuente: Cantalejo, P. et al., 2013: 72 3) 
Creemos que los hombres del Paleolítico y hasta el Neolítico, hace ahora unos 5.000 años, creían en la magia. Por ello, se hacían rodear de elementos que, según su particular culto religioso, mejoraban su calidad de vida, favoreciendo la fertilidad y fecundidad de sus clanes y tribus:

Vulvas pintadas en el "camerin de las  vulvas" de Tito Bustillo:


Falos de Paleolítico



Parte importante de su día a día, una vez dejada atrás la etapa Paleolítica de la caza para la supervivencia, era la ganadería y la agricultura. Así surgieron los míticos ídolos de la fertilidad, piedras talladas con formas sexuales que favorecían la fecundidad en animales y cosechas, costumbre que se alargò en el tiempo hasta época romana. 



Aquellas rocas mágicas eran colocadas de pie junto a los lugares donde, con su penetrante mirada, debían arrojar parte de su poder.
Pero el tiempo fue pasando, y aquellos ídolos quedaron enterrados bajo metros de tierra desapareciendo, algunos de ellos, para siempre.
No obstante, la creencia en el poder fecundante y fertilizante de las piedras se mantuvo durante la Edad Media y el Renacimiento, pues en no pocos juicios de brujería se especifica la realización de determinados rituales orgiásticos junto a los megalitos.




Además, hace relativamente poco tiempo, existía la costumbre de que las parejas de campesinos, solían ir a hacer el amor en los campos que querían diesen buenas cosechas. A la mañana siguiente levantaban una piedra allí donde habían yacido.
Pero volvamos a la narración sobre nuestro ídolo.
"Corría el año 1992 cuando un señor oriundo de Almargen realizaba, junto a otros trabajadores, unas obras de reforma en los cimientos de una vivienda, ubicada en la zona baja del pueblo. Aquellos parajes habían llamado desde antaño la atención de historiadores y arqueólogos, ya que en las inmediaciones se descubrieron anteriormente diversos yacimientos, localizándose piezas de gran valor.
Durante aquellas obras, el buen hombre descubrió, enterrada a relativa profundidad, una piedra con curiosa forma. En un primer momento la guardó en su casa, como si fuera un adorno más, pero tras llegar a oídos de la Concejalía de Cultura, la pieza se trasladó al ayuntamiento para su estudio, llegándose a la conclusión de que aquel objeto en apariencia rudimentario era una pieza arqueológica de enorme importancia histórica.
La datación determinó una antigüedad de 5000 años, perteneciente a una época entre el Neolítico y el Calcolítico, resultando ser un ídolo de la fertilidad antiguamente usado para fertilizar las tierras y el ganado. Es una pieza única en España, con unas características muy particulares, dado que en la misma pieza se representan los dos sexos: La forma del pene y la del embarazo. Hablaremos más adelante de los ídolos hermafroditas, andróginos y bisexuales.



El ídolo esta realizado en mármol, con unos cincuenta centímetros de longitud, un diámetro aproximado de veinte centímetros, y veinticinco kilos de peso. Tiene forma de sexo masculino, con una línea ovoide marcadamente alargada. En un extremo es visible la forma del glande, mientras en el otro se percibe una representación facial, enmarcada con los ojos y la silueta. En uno de sus flancos se observa una protuberancia que representa el embarazo.
La imaginería religiosa de la prehistoria aportaba a este ídolo diversos elementos iconográficos, tales como el rostro, 




el pene y el embarazo. O sea, lo masculino y lo femenino, así como la fecundidad, en una misma pieza.
Su posición original habría sido vertical, hincada en la tierra, de forma que mostrara la intermediación divina en la germinación de los campos, la fertilidad del ganado y la fecundidad en los habitantes de aquel entonces.
Debido al uso que en la antigüedad se le daba al ídolo, o sea, su capacidad de provocar fecundidad a su alrededor, muchos pensaron desde un principio que esas bondades podrían continuar manifestándose en la pieza en nuestros días, provocando mayor facilidad de entrar en estado de embarazo. Al principio no pasaba de ser un asunto jocoso, simpático, sin mayor importancia. Pero pronto comenzaron a surgir los primeros embarazos de mujeres que habían tocado la piedra.
Pero lo imposible se hizo posible cuando mujeres estériles, con documentación médica que aseguraba que no podían quedarse embarazadas, entraron en estado, dejando a asombrados a los facultativos. Tal es el caso de Dori Serrano, quién después de dieciséis años sin poder tener un hijo, y tras probar diferentes tratamientos sin suerte, tocó la piedra una tarde y, tan solo un mes después, quedó embarazada.
Pronto el rumor se extendió fuera de las fronteras malagueñas, llegando a otros puntos de la península o incluso a otros países. Multitud de matrimonios han visitado el ídolo (la “Diosa”, como algunos la llaman) para pedirle el favor de darles un hijo. Varios tomos de Libros de Firmas custodian historias de auténticos dramas humanos que se solucionaron gracias a la misteriosa piedra de Almargen.
Aunque al poco del descubrimiento arqueológico, el ídolo fue guardado en los bajos del ayuntamiento, hoy día se muestra sin vitrina, para que todos los que quieran puedan rozarla, 




en una zona bien visible del nuevo museo Tartessos, en el centro de la localidad. Desde entonces se ha convertido en uno de los principales protagonistas y reclamos turísticos del pueblo.
No cabe duda de que la piedra es efectiva. Lo que no sabemos es si el poder procede del propio ídolo, o es la mente humana la causante del milagro. Si así fuera, eso no le restaría misterio, porque aún más raro sería que una mujer estéril, a través de extraños mecanismos de su cerebro, pudiera ser capaz de auto fecundarse.



Sea un placebo para favorecer el embarazo de muchas mujeres o que el número de anhelos frustrados sea tal que jamás llegue a conocerse, sea o no real el poder de este “ídolo de la fertilidad” encontrado casualmente en los cimientos de una casa en construcción, lo cierto es que, desde que la figura se ha expuesto al público, se cuentan por centenares las parejas que han conseguido realizar un sueño a veces inalcanzable, tener un hijo. 
Pero más importante aún es entender que el ser humano no ha cambiado tanto en 5.000 años. En la época del Neolítico los hombres y mujeres usaban estos elementos con auténtica devoción, colocándolos en lugares especiales. Hoy día, cinco milenios después, esos mismos hombres y mujeres van a visitar la piedra con la misma o mayor devoción.
En todo caso, posiblemente nunca sepamos el origen de los prodigios del ídolo.
En cierto modo y por fortuna, el ser humano no ha perdido eso que nos distingue del resto de los animales: La capacidad de soñar…

Hipótesis extraterrestre.

Y por soñar que no quede, aquí también hay una hipótesis extraterrestre: "Son muchos los que relacionan la magia ancestral del ser humano con el campo de la ufología, con los extraterrestres. No en vano, en la prehistoria se han dado pasajes increíbles relacionados con extrañas visitas de seres aparentemente de otros mundos. Todo ello ha quedado plasmado en el arte antiguo y, concretamente, en las pinturas rupestres. 





Dice la tradición que en muchos de esos encuentros, los dioses enseñaban diversas cuestiones a los hombres, asuntos tanto físicos como espirituales. Por ello, hay quién piensa que elementos tan misteriosos y poderosos como el ídolo de Almargen, con una capacidad que escapa a los designios de la ciencia, son de procedencia extraterrestre. 

La relación entre extraterrestres y agricultura queda reflejada en éste mito sumerio: «En el primer año hizo su aparición un animal dotado de razón, que se llamaba Oannes. Todo el cuerpo del animal era como el de un pez y tenía debajo de una cabeza de pez otra cabeza y también pies como los de hombre, subunidos a la cola de pez. Su voz y también su lenguaje era articulado y humano.

Este ser, durante el día solía conversar con los hombres; les enseñaba letras y ciencias y toda clase de artes. Les enseñó a construir casas, a fundar templos, recopilar leyes y les explicó los principios de la geometría (...). En poco tiempo les enseñó todo cuanto pueda tender a suavizar los modales y humanizar al hombre. Desde aquél entonces, tan universales fueron sus enseñanzas, que nada se ha añadido para mejorarlas».

Esta es la versión más conocida de la leyenda de Oannes, la explicación del pueblo sumerio al desarrollo de su cultura, una de las primeras civilizaciones de la humanidad. A pesar de que se desconoce su origen y su idioma parece único, pues no coincide con ninguna familia lingüística conocida, sabemos que se establecieron en el Golfo Pérsico, al menos 3 mil años, antes de Cristo.






Para los sumerios, Oannes fue la criatura que enseñó a la humanidad las bases de la civilización. La agricultura, las artes y la arquitectura fueron conocimientos que este ser transmitió a sus antepasados. Se trata de uno de los mitos de la antigüedad que presenta a seres superiores como creadores o proveedores de la humanidad.

Algunos incluso creen ver en la penetrante mirada de la piedra, un reflejo de lo que sería un rostro de un ser de otro planeta, como ha ocurrido multitud de veces con representaciones pétreas prehistóricas. ¿Manufactura humana o extraterrestre? De momento, todo un enigma."
Después de ésta disgresión algo forzada, volvamos a nuestro ídolo .




PIEDRAS Y FERTILIDAD

Marta Plaza: en su interesante articulo: “ANTECEDENTES DEL CULTO A LAS CRUCES DE PIEDRA: LITOLATRÍA” publicado por el Instituto Cervantes nos explica que: “Las piedras para el hombre primitivo eran símbolo de perennidad, invariabilidad, inmovilidad, unidad, energía y fuerza. Han sido adoradas (litolatria) por la sacralidad que contenían debido a su forma, origen o tamaño; concediéndoles tanto un significado mágico como religioso. Los betilos o piedras sagradas (de forma esférica o a modo de columnas cilíndricas), eran las imágenes a-icónicas empleadas para la representación de los dioses cuando el hombre todavía no los imaginaba como personas. Su origen es oriental, concretamente semita, aunque ya existieran veneraciones autóctonas a estas piedras. A lo largo de la historia, prácticamente todas las civilizaciones han hecho uso de la sacralidad de las piedras.
La piedra, considerada como Petra Genetrix o la Matrix Mundi, 


El dios Mitra naciendo de la piedra


ha sido símbolo de vida y sacralidad. Su culto ha tenido fundamentalmente un sentido de fecundidad y prosperidad; se rezaba a las piedras pidiéndoles hijos o se realizaban rituales en torno a ellas con este mismo sentido.
Muchas leyendas mitológicas han relacionado las piedras con la fecundidad, incluso con el orígen de la humanidad, como en el caso del mito griego de Deucalión, según éste: "Los hombres de la llamada Edad de Bronce defraudaron al dios Zeus. Eran una raza cruel y viciosa que solo vivían por y para la guerra. Descubrieron el bronce, metal que empleaban para construir armas y herramientas que luego utilizaban para matarse entre ellos. 




Zeus aborrecía a los hombres de la Edad de Bronce y decidió que debía acabar con ellos. Ahogarlos en un gran diluvio fue la solución. Sólo salvó a dos justos, Deucalión y su espora Pirra, "la rubia".

Deucalión era hijo de Prometeo y Clímenes y su mujer Pirra de Epimeteo y Pandora, la primera mujer. Aconsejados por el titán Prometeo (que tenia el don de la profecía), Deucalión construyó un "arca", un gran cofre en el que se introdujeron. Durante nueve dias y nueve noches estuvieron flotando en las aguas del diluvio, hasta que llegaron a las montañas de Tesalia. Desembarcaron allí y cuando las aguas se retiraron se dirigieron al oráculo de Temis para consultar como debían repoblar la tierra. 

Según otra versión Zeus envió a su heraldo Hermes para concederles un deseo y Deucalión pidió tener compañeros. Tanto el oráculo como Zeus indicarón a Deucalión y a Pirra que lanzasen los huesos de su madre por encima de sus hombros, sin volver la vista atrás. 







En un primer momento Pirra se espantó de esta acto impío pero comprendió que se trataba de piedras, los huesos de Gea, la gran madre. Así que Deucalión lanzó por encima de sus hombros piedras y de éstas nacían hombres y de las lanzadas por Pirra, mujeres".

En Europa, la cultura prehistórica del neolítico que giraba en torno a los megalitos ha tenido un significado fecundador, por la forma alargada y vertical de estos elementos (menhir). Aún en nuestros días y en la zona noroccidental de España abundan las creencias y rituales vinculados a las piedras sagradas de la fecundidad.
Un menhir es una piedra hincada en el suelo a la que se le han atribuido diferentes significados: funerario, sexual, telúrico, solar, de poder, etc.  el sentido fecundador viene dado por la forma fálica que tienen estas piedras; 



respecto al significado telúrico, son muchos los estudios que relacionan la situación de estos elementos con puntos donde existen ciertas energías, las cuales ejercen sobre el hombre una acción espiritual; el nexo con las divinidades solares y astronómicas radica en su simbolismo como rayo solar; y por último, el sentido de poder que se le puede dar a esta piedra erguida se manifiesta por su verticalidad, estaticidad e inmovilidad, características que la convierten en eje de unión entre el cielo y la tierra. 
Según los estudios radioestesicos: "Las construcciones megalíticas interaccionan con los seres vivos, pero sobre todo interactúan con la Madre Tierra. Los dolmenes bajo su gran losa forman un caparazón de protección energética, una zona neutra apartada de las líneas Hartmann que los rodean, de ahí que por norma general tienen su eje orientado dirección Sureste. Este templo natural construido en la antiguedad es un espacio armonizador y equilibrador. Un espacio que si continúa activo, se convierte en una estructura en la cual asciende desde las venas del Dragón, o líneas telúricas, una onda vibracional cuyo armónico puede conducir al hombre directamente a un estado de conciencia más elevado. Este vórtice de energía aparece a un tercio de la altura de la cámara dolménica.



Las construcciones en piedra poseen dos características principales, la piedra es capaz de entrar en vibración, y es acumuladora de energías cósmicas y telúricas. La losa superior del dolmen adquiere gran importancia en esta construcción, cuando se abre una línea telúrica hacia la superficie, esta energía del dragón provoca que una línea celeste o cósmica descienda a su encuentro, un flujo de intensidad idéntica pero de inversa polaridad.
La gran losa del dolmen, detiene y acumula la energía confiriendo a este un punto de armonía vibracional positiva, una energía regeneradora para el ser humano. 

El menhir por el contrario atrae la energía del dragón. Este elemento constructivo situado encima de las venas telúricas de la tierra, actúa como captador y emisor de energías, expulsando esta energía del subsuelo y convirtiendo el perímetro en una zona libre de geopatías. Por tanto los campos de menhires, son campos energetizados. Según los Druidas, son campos donde el dragón se manifiesta, mientras que los dolmenes, son las cuevas donde según sus leyendas, el dragón duerme vigilando el tesoro de la Madre Naturaleza".




De ésto hablaremos más detalladamente en una entrada posterior sobre el megalitismo que ahora mismo estoy preparando.

Los megalitos funerarios han simbolizado la morada de los muertos y de sus espíritus. Muchas creencias mantenían la idea de que el alma de los mismos estaba en las piedras ejerciendo buenas acciones sobre los vivos, convirtiéndose de esta forma en agentes protectores de la vida. De ahí la presencia en algunas piedras de un agujero circular u oval, el cual servía para la entrada y salida del alma, pues el cuerpo se había sustituido por la piedra. Además de los grandes menhires, también encontramos estelas, monumentos funerarios, túmulos o montones de piedrecillas con el mismo propósito funerario.







Cuando hablamos de espacios sagrados no nos estamos refiriendo únicamente a los edificios y construcciones, sino también a lugares naturales que han supuesto una manifestación de lo divino. Hemos visto cómo muchas culturas han llevado a cabo sus rituales en lugares al aire libre, tanto en bosques como en montañas.
Este espacio era considerado como el Omphalos, donde se produce la unión del cielo con la tierra, del mundo terrenal con el celestial. En estos lugares sagrados se colocaban menhires y bailaban en círculo alrededor de ellos para absorber la energía de la tierra. lugares dedicados al culto astral donde se han dispuesto las piedras en forma circular –cromlech–, como es el caso de Stonehenge (Wiltshire, Gran Bretaña) donde el ritual queda vinculado a los cambios del sol y la luna o el de Avebury (Wiltshire, Gran Bretaña), con las mismas características que el anterior.
Con el paso del tiempo, el hombre sintió la necesidad de construir templos para adorar a sus dioses y los centros de culto se convirtieron en espacios cerrados, conservando siempre la idea primigenia de morada divina. Los edificios se convierten en centro, en puntos de unión entre el cielo y la tierra. 






De esta forma, los templos serán considerados la residencia de los dioses y se levantarán en aquellos puntos donde se hubiera manifestado, de alguna manera, la presencia de los mismos, frecuentemente sobre montañas también sagradas.
La necesidad de delimitar estos espacios sagrados atravesó los muros de las construcciones y se tradujo en el cercado de superficies abiertas con el templo en su interior. Si observamos los monumentos sagrados y funerarios que han llegado hasta nuestros días, podemos comprobar que se encuentran rodeados por muros de piedra delimitando el espacio circundante, también considerado sacro. Este cerco, por lo general, suele estar realizado con el mismo material del templo o con cipos que señalan el contorno. Pero la circunscripción de los dominios consagrados también tuvo su repercusión en el mundo agrícola.
Un caso que todavía hoy sigue vigente es la formación de los amilladoiros o montones de piedras, 




cuyo origen podemos encontrarlo en el intento de ayudar a las almas que se albergan en dichas piedras a descansar en paz; para ello, los transeúntes depositan una piedra sobre estos montones situados al pie de los caminos. 
Asi pues, queda claro que éstos ídolos de la fertilidad hechos de piedra, obedecen a razones que se pierden en la noche de los tiempos, pero siempre manteniendo una constante mágica que por lo que vemos, sigue inalterable.
Pero aún debemos reflexionar sobre otro aspecto significativo de nuestro ídolo.


La androgínia/hermafroditismo








Tradiciones de oriente y occidente, del norte y del sur, coinciden, con una extraña unanimidad, en afirmar que el primer ser que vió la luz, carecía de diferenciación sexual : era, masculino y femenino a la vez. Los griegos lo llamaron Andrógino, de Andros, hombre y Ginos, mujer. Igualmente, todas las tradiciones, consideran que la “caída” -el pecado original del cristianismo- que debió afrontar la humanidad fue la diferenciación sexual. De lo que se consideraba estado de perfección originario, se descendió un peldaño. Para volver a recuperar la pureza primitiva y reintegrar el ser andrógino se establecieron distintas vías : sexualidad, magia, hermetismo, mística, alquimia, sistemas mistéricos e iniciáticos…

En los yacimientos arqueológicos del todo el mundo, acompañando al difunto, se han hallado obras de arte simbólicas: esculturas humanas desnudas femeninas, que a la vez presentaban rasgos masculinos y se encuentran embarazadas. Es decir, son: figuras andróginas / bisexuales / hermafroditas, que objetivan la creencia mítica de que los dos sexos, causantes de la Fertilidad, están juntos.




La traducción de tales esculturas se hallan en los mitos de muchos panteones históricos, cuya mitología fue heredada de las culturas matriarcales habidas con anterioridad. Consideran, que la Diosa, tiene tal grado de Autonomía, que se Autoconcibe, se Procrea, se Engendra a sí misma y da a Luz la Creación y la Vida. La Diosa es anterior a todas las cosas, Creadora de todo, Eterna y no creada. La Diosa nació cuando no existía nada.
Metafóricamente, las esculturas femeninas con rasgos hermafroditas, están diciendo implícitamente, que la Diosa incorpora los dos sexos, es el Origen que se Autofecunda. En el proceso de Fertilidad Ella interviene en exclusividad, sin necesidad del Principio masculino. Personifica tanto la Tierra como las constelaciones. Ella envía las aguas Fecundantes y es la Madre Tierra Fértil que saca de sí los frutos de forma Virginal.




Los seres andróginos, siguiendo los excelentes planteamientos de Marie Delcourt, son con frecuencia divinidades protectoras de las uniones matrimoniales y potenciadoras de las fuerzas genèsica en general. Añadamos que la androginia ritual, celebrada en ceremonias o representada en escenas pictóricas, proporcionarí­a a los cazadores de las montañas la afluencia y asimilación de todas las virtudes y potencias de ambos mundos, el masculino y el femenino, alcanzando un estado espiritual elevado. 
El andrógino simboliza, mediante la yuxtaposición de ambos sexos, la culminación de lo perfecto y es una representación especialmente reveladora de la esencia de la divinidad, poseedora siempre de todos los valores posibles del cosmos.
Si agregamos las conocidas teorí­as de Mircea Eliade, las perspectivas se abren aún más. Según éste investigador el ser humano siempre anhela la reintegración mutua y completa de los valores contrarios y opuestos como forma y camino para alcanzar la unión con la divinidad bisexual y la perfección inherente a ella. La divinidad primordial es perfecta y autárquica porque porta en su seno la esencia y virtudes de ambas condiciones, la masculina y la femenina.



La androginia permitirí­a captar todas las energí­as revitalizadoras del mundo celeste que se harían realidad en la covacha donde hubiera representado un andrógino. Los cazadores que visitaran esa estación rupestre restauraí­an con plenitud sus fuerzas caducas o agotadas y recuperarían su espiritualidad, su equilibrio y sus potencias en todos los órdenes de la vida: caza, salud. fuerza, procreación...

Platón en “El Banquete” (parágrafos XIV y XV) recoje a través de un diálogo entre Aristófanes y Diotima, un mito que era anterior a él y que probablemente fue establecido por los presocráticos del siglo VI antes de JC. Explica Platón que en el origen de la humanidad existió una raza primordial que contenía en sí misma las dos polaridades, masculina y femenina.





Dicha raza era fuerte y temida por los dioses del Olimpo : “Eran extraordinarios por su fuerza y su audacia, y alimentaban en su corazón orgullosos propósitos, que llegaban incluso a pretender atacar a los propios dioses en su morada”. Es difícil no ver aquí el mismo tema bíblico de la revuelta de Lucifer




-el arcángel más querido- contra Dios.

Platón afirma un poco más adelante que los dioses no fulminaron a la raza andrógina, sino que se limitaron a destruir su potencia, diviéndolos en sexos. Tal fue el origen de la raza de los hombres y de las mujeres ; en cada uno de ellos, sin embargo, permaneció el recuerdo del estado de perfección originario. Y es por eso que, aun hoy, hombres y mujeres buscan inconscientemente reintegrarse en ese estado edénico primordial mediante la unión acto sexual.
Platón establece el mito del andrógino para explicar dos misterios : el origen del impulso erótico y la naturaleza del estado de perfección. Ni la biología, ni mucho menos la psicología, han logrado explicar cuál es la raíz del impulso erótico ; Platón lo hace a través del mito, entendiéndolo como un intento de recuperar nuestra naturaleza primitiva… una naturaleza que se consideraba perfecta e, incluso, capaz de inspirar temor a los dioses, es decir, superior a ellos. Platón explica la sexualidad como una complementareidad : las dos naturalezas, masculina y femenina, son dos partes de un todo que no encuentran su justificación ni sentido sino cuando reintegran el conjunto único originario.
La reintegración omo objetivo último de la alquimia, queda reflejado en ésta imagen:



Lo que caracteriza a la naturaleza humana es que desarrolla su actividad cotidiana en el universo de la dualidad : bueno-malo, blanco-negro, positivo-negativo, correcto-incorrecto. Este lenguaje binario estaba ya implícito en el tema de la caída adámica : el fruto del que deriva la tragedia de nuestros primeros padres es el Arbol del Bien y del Mal, esto es, el árbol de la dualidad.
Uno de los motivos que encierra el mito del andrógino es el tránsito de la Unidad a la Dualidad, es decir, de la “coindicencia de los opuestos” al “conflicto entre los opuestos”. Esta queda superada por el “misterio de la conjunción”, es decir, de la reintegración del ser en el estado primordial. De ahí la sacralizacion de la sexualidad que realizan distintas tradiciones, para las que el sexo tiene tres niveles : el puro gozo, la procreación y la experiencia de la trascendencia ; a éste último se refiere el tema del andrógino.
Hace más de veinte años que el tema de los ídolos andróginos me viene interesando, como perfecta representación de ésa Gran Diosa Madre-Padre que se manifiesta desde la más antigua prehistoria. Le encargué a un muy querido amigo Kliment Olm, escultor de la  Cerdanya, que si podía hiciera uno, el resultado fué absolutamente preciso y sencillo:



Si a lo largo del texto hemos podido comprender la importáncia de la significación del andrógino como representación de la Gran Madre, y de la sintesis superación de los contrarios; querría para finalizar, referirme a otra imagen que si bien a primera vista podría parecernos todo lo contrario a la perfección deseada, tiene mucho mas sentido del que se pudiera  imaginar, me refiero a Baphomet:




respecto a ésta imagen en "Dogme et Rituel de la Haute Magie" escrito por Eliphas Levi, se nos dice: "El Macho Cabrío, lleva sobre la frente el signo del pentagrama, con la punta hacia arriba, lo que basta para considerarla como símbolo de luz; hace con ambas manos el signo del ocultismo y muestra en alto la luna blanca de Chesed y en bajo, la luna negra de Géburah. Este signo expresa el perfecto acuerdo de la misericordia con la justicia. Uno de sus brazos es femenino y el otro masculino, elementos que debemos reunir junto con los de nuestro macho cabrío, puesto que es un solo y mismo símbolo. La antorcha de la inteligencia, que resplandece entre sus cuernos, es la luz mágica del equilibrío universal; es también la figura del alma elevada por encima de la materia, aunque teniendo la cabeza misma como la antorcha tiene la llama. La repugnante cabeza del animal manifiesta el horror al pecado, cuyo agente material, único responsable es el que debe llevar por siempre la pena; porque el alma es impasible en su naturaleza, y no llega a sufrir más que cuando se materializa. El caduceo que tiene en el órgano generador, representa la vida eterna; el vientre, cubierto de escamas, es el agua; el círculo, que está encima, es la atmósfera; las plumas que vienen enseguida, son el emblema de lo volátil; luego, la humanidad está representada por los dos senos y los brazos andróginos de esa esfinge de las ciencias ocultas".
Así pues, dejamos de momento a nuestro ídolo de la fertilidad, que como habéis podido ver, contiene muchísimas razones por las que esperar que "su magia" -la magia de la Diosa, como algunos llaman a nuestro ídolo- pueda ayudar, no sólo a aquellos/as que desean ver cumplido su deseo de fertilidad en forma de un hijo/a, sino también plantando en nuestras mentes, la fertil semilla de la curiosidad, el ansia de saber y finalmente el conocimiento.