2. La imagen de la Diosa
La
civilización que hoy padecemos, digna heredera de sus abuelas griega y romana,
es mil veces más sanguinaria y destructiva que aquellas dos juntas. Grecia y
Roma han sido elevadas a mito y señaladas como punto de partida del “progreso
humano”. Y es que, si “progreso humano” es someter a gran parte de su población
a la esclavitud para que una élite pueda dedicarse a pensar y disertar y otra a
guerrear y expandir el Imperio, no hay duda, la humanidad ha llegado a cotas de
“progreso” inimaginables.
Y claro, al no tener otros referentes en los libros de historia o en los manuales escolares, nos hemos creído que esto ha sido siempre así, que la historia discurre unida al poder y la guerra desde siempre.
Y claro, al no tener otros referentes en los libros de historia o en los manuales escolares, nos hemos creído que esto ha sido siempre así, que la historia discurre unida al poder y la guerra desde siempre.
Afortunadamente,
la arqueología está desenterrando las pruebas que están provocando el
derrumbamiento de la prehistoria oficial. Está destapando una cultura común que
nos puede ayudar a vislumbrar el sendero de nuestra primitiva identidad
perdida. Un tiempo más milenario en duración y antigüedad que toda la historia
guerrera que nos cuentan los libros de la escuela y en el que, además, el ser
humano vivía en paz e integrado en la naturaleza. Una
sociedad “igualitaria, no patriarcal, no guerrera y en la que el trabajo
estuvo unido al juego”.
En el
pasado que se nos oculta están las claves para comprender y transformar el
presente, no se trata de fabricar piezas de museo, sino de valorar la
manera de ver y entender el mundo que tenían aquellos pueblos primitivos como
válida para nuestra realidad cotidiana.
Los descubrimientos de la nueva arqueologia
Como
bien nos recuerda Josu Naberan en su libro "La vuelta de
Sugaar”, nos han obligado a creer que la historia humana ha sido siempre
así: gobernada por hombres guerreros más o menos poderosos según la fuerza de
sus espadas y el poder de sus ejércitos. Hemos interiorizado una única versión
de la historia llena de fronteras, emperadores y guerras. Nos han hecho creer,
o nos hemos creído, que antes de la aparición de las catalogadas como “primeras
civilizaciones” no había nada, que los seres humanos vagaban por ahí
malviviendo y luchando contra la naturaleza hostil.
Pues
bien, según nos revelan innumerables muestras arqueológicas hubo un tiempo
(entre el 10.000 y el 2.000 adne.) en el que el ser humano vivió durante
milenios en pequeñas aldeas y ciudades asentadas en el centro de los valles,
mucho tiempo antes de que sus futuros descendientes se vieran obligados a vivir
en fortificados castros en lo alto de las montañas por temor a que alguien les
atacase. A esta época de nuestro continente se la conoce como “Vieja Europa”,
término acuñado por la arqueóloga lituana Marija Gimbutas, cuyas
investigaciones se han convertido en referenciales para tod@ aquel/lla que
pretenda sumergirse en la prehistoria.
“El
término Vieja Europa se aplica a la cultura pre-indoeuropea, una
cultura matrifocal y probablemente matrilineal, agrícola y sedentaria,
igualitaria y pacífica. Contrasta agudamente con la cultura proto-indoeuropea
que viene después, que era patriarcal, estratificada, pastoral, móvil, y
guerrera, que se impuso en toda Europa excepto en algunas franjas del sur y del
oeste de Europa, a lo largo de tres olas de infiltración desde las estepas
rusas, entre el 4500 y el 2500 a.c.” (Marija Gimbutas, Diosas y
Dioses de la Vieja Europa).
Este
tiempo del que hablamos, es coincidente con la aparición de la agricultura y el
progresivo sedentarismo, lo que ha venido a conocerse como Revolución
Neolítica (el progresivo paso de las sociedades cazadoras-recolectoras hacia la
agricultora) y en muchas regiones europeas coincidiría, además, aunque un
poquito más adelante, con la cultura megalítica (construcción de dólmenes,
menhires y Cromlechs). Todo esto comenzaría a ocurrir hace 10 ó 12 milenios
según los lugares.
“El
término Neolítico significa literalmente “edad de piedra nueva”. Cuando se
introdujo por primera vez en el siglo XIX, otorgaba reconocimiento a la
aparición de instrumentos líticos que habían sido preparados mediante técnicas
de pulimentado. Hoy en día, el término se utiliza para designar no sólo nuevos
métodos de trabajar la piedra, sino también nuevos métodos de producción de
alimentos. Durante el Neolítico se logró un mayor control de la reproducción de
plantas y animales gracias al desarrollo de la agricultura y la ganadería. Esto
a su vez sentó las bases materiales para el surgimiento de densos asentamientos
sedentarios y un rápido crecimiento demográfico” (Marvin Harris,
“Introducción a la antropología general”.)
“Se
han clasificado siete complejos culturales, que han recibido los nombres de sus
regiones o lugares de asentamiento: Adriático, subdividido en las culturas
Impresso, Danilo-Butmir y Hvar (datadas del 6400 al 3500 a.c.), Egeo,
subdividido en Pre-cerámica, Sesklo y Neolítico tardío (7500 a 3500
a.c.). Centro de los Balcanes, subdividido en Satarcevo, y Vinca
(6400 a 3500 a.c.), Este de los Balcanes, subdividido en Karanovo, Boian y
Gumelnita (6300 a 3500 a.c.), Moldavia y Este de Ukrania, subdividido en
Dniesterburg, proto-Cucuteni y Cucuteni (6300 a 3500 a.c.), Danubio Medio,
subdividido en Lineal y Lengyel (6000 a 3500 a.c.) y Tisza, subdividido en
Alfold, Tisza-Bukk y Tisza-Polgar (6300 a 3500 a.c.)” (Casilda Rodrigañez,
“El asalto al Hades”. )
Estos
pueblos no adoraban a belicosos dioses guerreros (como los que se han apoderado
de la mitología calificada como “Clásica”) sino que sus ritos y creencias
seguían siendo herencia del “animismo” paleolítico y, por tanto, muy similares
a los de las pocas culturas indígenas actuales que se mantienen todavía al
margen de la sociedad industrial: "Las culturas más antiguas de la
humanidad llegaron a la conclusión de que la vida surgía, se perdía y volvía a
aparecer en un ciclo incesante (como les daban a entender las distintas fases
de la luna, el “renacimiento de la serpiente”,...). Entendieron que todos los
elementos componentes de la naturaleza sin excepción (plantas, árboles, rocas,
montes, agua, viento, sol, luna, estrellas, mar...) eran seres vivientes como
el ser humano mismo, puesto que todos esos elementos tomaban parte de igual
manera en el ciclo de vida, muerte y regeneración.
En el
marco de este pensamiento animista, concluyeron que la naturaleza en su
conjunto era una mujer/madre generadora de vida y crearon la gran
metáfora que ha marcado el pensamiento del ser humano hasta nuestros días. Hoy
en día está plenamente documentado que esta metáfora de natura/mujer (que
ha quedado bautizada con el nombre contaminado de “Diosa”) es patente en
todo el arte neolítico a través de miles y miles de imágenes”. (Josu
Naberan, “La vuelta de Sugaar”.)
Esta
cosmovisión aborigen ha quedado reflejada en infinidad de representaciones
femeninas que las excavaciones arqueológicas están desenterrando a lo largo y
ancho del planeta. Y aunque la mayor parte de ellas corresponden al periodo
Neolítico, no son más que una continuación más sofisticada de los ritos y
creencias de nuestr@s antepasad@s del Paleolítico, como lo demuestra el
hallazgo también de multitud de estatuillas pertenecientes a este último
periodo.
“El
análisis del imaginario mítico de la Vieja Europa ha reconstruido el eslabón
entre la religión del Paleolítico Superior y el substrato pre-indoeuropeo de
las culturas europeas (...) La persistencia de la veneración a la Diosa durante
más de 20.000 años, desde el Paleolítico al Neolítico y más allá del Neolítico,
se demuestra por la continuidad de una variedad de series de imágenes
convencionalizadas. Los aspectos específicos de sus cualidades, tales como el
de dar la vida, la fertilidad y el parir nuevas criaturas, es extraordinariamente
persistente”. (Marija Gimbutas, “Diosas y Dioses de la Antigua Europa”) .
“La
más arcaica forma de manifestación artística antropomorfa realizada por la
humanidad prehistórica, de la que queda constancia, son las esculturas,
exclusivamente femeninas en el Paleolítico, llamadas "Venus", datadas
del año 45.000 al 10.000 adne, las posteriores figurillas femeninas y
antropozoomorfas del Neolítico datadas del año 10.000 al 2.000 adne.
Antes
de proseguir, conviene destacar el hallazgo de dos controvertidas “venus” que
harían retroceder varios cientos de miles de años la cronología. Se trata de
las controvertidas Venus de Tan Tan y la Venus de Bakejat Ram:
La llamada Venus de Tan-Tan es una posible figura antropomorfa, de unos seis centímetros de alto, cuyo soporte es un guijarro de cuarcita. Este tiene varias hendiduras que le confieren su característica morfología: algunas de ellas son naturales y otras, al parecer, artificiales; además, conserva restos de ocre. Dado que fue hallada en una excavación arqueológica, en un contexto propio del Paleolítico Inferior, ha sido datada, aunque con muchas dudas, en torno a los 200 000-300 000 años de antigüedad (algunos científicos retrasan esta cronía hasta los 400 000 años); es, en cualquier caso, contemporánea del Homo heidelbergensis.
La
supuesta figura fue descubierta en 1999 por el equipo de excavaciones del arqueólogo alemán Lutz Fieldler, a 15 m de profundidad, en un sedimento fluvial del río
Draa, cerca de la localidad de Tan-Tan
(al norte de Tarfaya, Marruecos). El contexto arqueológico que acompañaba a
la figura era, sin lugar a dudas, un achelense medio evolucionado con numerosos bifaces y utensilios
sobre lasca.
Sin
embargo, desde el principio la pieza ha suscitado la controversia, ya que, para
algunos arqueólogos no es más que «un objeto natural casualmente antropomorfo».
Entre ellos, por ejemplo, Stanley Ambrose de la Universidad
Urbana-Champaign de Illinois, quien sostiene que es un guijarro de morfología
fortuita y accidental, producto de la erosión; aunque reconoce las marcas de percusiones que tiene la
pieza, para él se deben a que pudo haber sido utilizada como yunque y, aunque, efectivamente, tiene restos de una
sustancia grasienta con algo de ocre, es posible que esta hubiese sido usada
como conservante en las pieles de animales (hecho común en la Prehistoria); niega, por tanto, que el ser humano haya potenciado
deliberadamente la forma humana en este «pedrusco».
Por
su parte, muchos estudiosos se han apresurado a aceptar la veracidad del
descubrimiento, basándose en los análisis del experto Robert Bednarik presidente de la Federación
Internacional de Organizaciones sobre Arte Rupestre1 y defensor de la
discutida estatuilla. El australiano Robert G.
Bednarik, aun reconociendo que el
origen de la roca es natural, opina que algún «artista» prehistórico profundizó
conscientemente sus rasgos, para hacerlos más humanos, por medio de incisiones
y percusiones intencionales; además de pintarla de color ocre (óxido de manganeso y óxido de hierro), sustancia que no aparece en ningún otro artefacto de
los encontrados en la excavación y que, a menudo, se ha asociado al ámbito
espiritual en la Prehistoria.
La
denominada Venus de Berejat Ram (o Berekhat Ram) es una posible
figura antropomorfa de apenas 3,5 cm de longitud, aparentemente elaborada en
roca volcánica rojiza en parte desgastada por la erosión, en parte con
incisiones artificiales.
Fue
descubierta por Alexander Marshack en 1981, en Mas'adah, en el pie del monte
Hermón, una región cercana a
los Altos del Golán (entre Israel, Líbano, Jordania y Siria); y se le ha atribuido, con bastante seguridad, una antigüedad
de entre 250 000 y 280 000 años, por medio de una capa de ceniza inmediatamente
superior, fechada en 230 000 años, en un contexto Achelense.
La
elaboración habría consistido, como se ha mencionado, en una serie de
incisiones realizadas con un utensilio lítico afilado (según demuestran los
estudios trazalógicos): una de ellas, en la parte más estrecha y
redondeada, parece configurar la cabeza; otras dos parecen corresponder a los
brazos. De ser cierto, a pesar de su tosquedad y de que pueda ponerse en duda
su antropomorfismo, quedaría demostrado que la pieza fue trabajada por algún
ser humano, seguramente Homo heidelbergensis. Si además se pudiese demostrar la intención de crear
una representación humana, sería, pues, el testimonio más antiguo y más claro
de Arte paleolítico y,
concretamente, de las venus paleolíticas.
Sin
embargo, los últimos estudios parecen decantarse por la idea de que este objeto
es totalmente natural, o que, al manipularlo, no hubo intencionalidad artística
ninguna; aunque todavía no hay nada seguro al respecto.
Y a
partir aproximadamente del año 16.000 adne. hasta épocas históricas, nuestros
ancestros realizaron otras manifestaciones artísticas en variados medios: bien
pintura en paredes o techos de cuevas, o grabados en paredes o suelo o en
estelas de piedra, bien a la intemperie o en cuevas, también hileras de piedras
en el suelo formando dibujos, ... Con diferentes motivos, en agrupaciones
escénicas combinando animales, figuras antropozoomorfas, humanos, de objetos,
vegetales, motivos geométricos o abstractos, o en representaciones aisladas,
...
Y desde el IV milenio adne. se produce un cambio.
Primero aparecen las figuras masculinas itifálicas acompañando a otras representaciones de seres humanos con animales, hasta que se realizan mayoritariamente figuras masculinas y las femeninas terminan por desaparecer de raíz.
Y desde el IV milenio adne. se produce un cambio.
Primero aparecen las figuras masculinas itifálicas acompañando a otras representaciones de seres humanos con animales, hasta que se realizan mayoritariamente figuras masculinas y las femeninas terminan por desaparecer de raíz.
O sea
que durante cerca de 42.000 años de la Prehistoria –por lo menos- sólo había
figuraciones femeninas, algunas fálicas, además de representaciones de
animales, quiméricas, objetos, vegetales, abstractos, geométricos, etc, hasta que
aparecieron las fálicas al final del Neolítico.
Y
según teoría generalmente aceptada por el mundo científico, las figuras
femeninas, reflejan a la Diosa Suprema que ejercía la Soberanía en el panteón,
de la primera religión matriarcal y después de la religión agrícola
Mistérica”. (Francisca Martín-Cano, “Las claves astronómicas del arte y la
religión”).
“Hay
evidencia de sociedades matrifocales humanas desde hace unos 35.000 años. Desde
33.000 años a.c. y hasta 3.000 años a.c., es decir, durante al menos, unos
30.000 años, la evidencia arqueológica prueba que la sociedad humana fue
matrifocal. Los restos arqueológicos relativos a estas sociedades se van
haciendo, cuantitativamente y cualitativamente más significativos, a partir de
hace unos 10 o 12 mil años. De tal manera, que hoy se podría escribir (y de
algún modo, ya se ha empezado) la historia de unos 7 mil años de humanidad
anteriores a los 4 ó 5 mil de la historia oficial”. (Casilda Rodrigañez,
“El asalto al Hades”).
“Durante
los últimos cien años se han encontrado más de un millar de imágenes de mujeres
de la época paleolítica entre grabados, relieves y esculturas. Estas imágenes,
de un periodo comprendido entre el 33.000 y el 9.000 a/C, se han hallado en una
vasta zona que se extiende desde Aquitania hasta Siberia, muchas de ellas en
las inmediaciones de los Pirineos, Francia, Alemania, República Checa,
Eslovaquia y Ucrania. Pues bien, esta tradición tendrá continuidad en el
Neolítico, habiéndose encontrado unas 30.000 imágenes (la mayoría de arcilla y
de mármol) correspondientes al periodo 6500-3500 a/C encontradas en el Este de
Europa, así como Menhires de figura femenina, pequeñas imágenes de mujer o
pendientes, en el Mediterráneo Occidental y en las costas de la Europa
Atlántica pertenecientes al periodo comprendido entre el 5000 y el 2000
a/C”. (Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”).
Por
su parte, Marija Gimbutas nos dice: “Creo que la clave principal para
desentrañar el significado de la Venus paleolítica reside en esa
continuidad milenaria del Mito (de la portentosa renovación de la naturaleza
simbolizada por la Diosa Procreadora). Veo una línea simple de desarrollo
(comenzando en el Paleolítico Superior, a lo largo del Neolítico, hasta el
Calcolítico y la Edad del Cobre) de un sistema religioso basado en un
ordenamiento social matrifocal. Y en el preciso instante en que la instauración
de la era indoeuropea trajo consigo un sistema social y religioso totalmente
diferente (dirigida por hombres y por dioses masculinos) aconteció el final de
la Antigua Europa y se interrumpió el desarrollo de su sistema cultural. De
esta manera, la superioridad religiosa de la mujer aparece documentada de modo
continuado a lo largo de veinticinco milenios”.
Hemos
de ser precavidos ante el “alo religioso” con el que la mayor parte de arqueólogos
e historiadores cubren sus crónicas sobre la llamada “Civilización de la
Diosa”. Incapaces de imaginar o sentir el pensamiento mágico y animista de las
culturas primitivas, se empeñan en catalogar a las representaciones femeninas
como “diosas” que se adoraban al estilo de la Virgen María. A este
respecto J.Naberan afirma: “Es un nombre un tanto contaminado, tocado
por los prejuicios teístas de la divinidad (es decir, un ser divino
“sobrenatural” que tuviera existencia más allá de la naturaleza) y mezclado
asimismo con el concepto indoeuropeo del “ídolo”. En cambio, la Diosa de la que
hablamos aquí no es más que la representación múltiple de la naturaleza misma
(un concepto bastante cercano, por tanto, al de la divinidad panteísta); y los
miles de estatuillas de esa diosa no son ídolos a adorar, sino imágenes, las
más de las veces enmascaradas, para representar el drama cósmico.
Veamos
cuales eran las características de aquellas primeras sociedades agrícolas:
"Según
nos revelan diversos estudios arqueológicos (como los de James
Mellaart y su grupo de arqueólogos que descubrieron dos ciudades enteras
del neolítico en Anatolia, o los cientos de lugares examinados por el equipo
de Marija Gimbutas en Grecia, Rumania, Los Balcanes, Polonia,
Ucrania,...) las sociedades de la Antigua Europa se caracterizaban por:
a) Explotación
agrícola de fértiles valles atravesados por ríos en los que sembraban
trigo, avena, cebada y diversas legumbres.
b) Los
restos arqueológicos de aquella época no muestran sólidas murallas ni
fortalezas, y en su abundante arte no se reflejan motivos guerreros, batallas
memorables, ni armas letales. Edificaron sus viviendas en valles abiertos, a la
orilla de los ríos, y no, como lo harían posteriormente los indoeuropeos, en
lugares de difícil acceso rodeados de gruesas murallas. Además, en las citadas
ciudades no aparecen daños de guerra durante largos periodos de siglos.
c) Aquella
sociedad no era patriarcal, eso no quiere decir que fuera matriarcal, sino que
no hay indicios de dominio, supeditación o discriminación de un género sobre
otro. Ni en el sistema de división del trabajo, ni en los enterramientos, ni en
ningún otro detalle.
d) La
“Diosa” aparece como el símbolo principal y omnipresente en todo aquel
mundo". (Extraído de “La vuelta de Sugaar”).
Según Villar "...sus
gentes se caracterizan por ser pacíficas, con poblamientos sin fortificar con
abundante agua y suelo de buena calidad, con casas rectangulares y economía
agraria; utilizaban el cobre y después el oro para adornos e instrumentos, si
bien no conocen el bronce; religiosamente parecen adorar a diosas madres y
cultos de la fertilidad de los campos, animales y hombres que reflejarían una
estructura social matriarcal. Juntamente han dejado su huella en la toponimia
de Europa común en los ríos y montes". (Extraído de “La llegada de
los indoeuropeos a Grecia”)
“Como
señala Gimbutas, si la civilización se define como “la aptitud de un pueblo
para desarrollar las artes, la tecnología y una escritura apropiada, así como
para mantener relaciones sociales”, está claro que esa Antigua Europa fue una
civilización exitosa.
Esa
civilización alcanzó su clímax en el V milenio, pero los comienzos se remontan
a dos milenios antes por lo menos. Aquellos primeros colonos fueron asentándose
en valles fértiles bañados por los ríos, empezaron a cultivar cereales y
legumbres, domesticaron los animales, hicieron grandes avances en la técnica de
labrar los utensilios tanto de piedra como de hueso”. (Josu naberan, “La
vuelta de Sugaar).
“Entre
el 7000 y el 3500 a.c. los habitantes de la Vieja Europa desarrollaron una
organización social compleja. Según Gimbutas, pequeñas ciudades más que pueblos
(como por ejemplo, la de Tal´noe, al sur de Kiev, de 1500 casas en un área de
700 acres y con una población de 20.000 personas, datada del 5000 a.c.), con un
alto grado de organización no jerarquizada y especialización cultural y
tecnológica reflejada en las herramientas y objetos de adorno y uso, de cobre y
oro, mármol y arcilla. No solo vasijas, cuencos, jarras y todo tipo de
cacharros, también se han encontrado husos de hilar, útiles de tejer, agujas e
instrumentos de música (flautas, tambores...). Y todo ello decorado con
pintura, grabado o esculpido. Como explican los especialistas, tan importante es
lo que representan las imágenes dibujadas, como lo que no aparece en ningún
sitio (escenas de guerras, de héroes peleando y recibiendo honores, arsenales
de armas, etc.).
“En
1988, comentaba Gimbutas: mis propias excavaciones en el sureste de Europa
muestran que entre hace 8.000 y 6.000 años la gente vivía más cómodamente que
en algunos lugares del siglo XX. Cuando hace veinte años, excavé un poblado de
7.000 años de antigüedad en el sureste de Yugoslavia, desenterramos casas
espaciosas y pulcras con losas de piedra en el suelo, y en los altares de los
hogares encontramos vasijas exquisitas en forma de pájaro, esculturas de tamaño
natural o en miniatura de animales y deidades, vasijas de casi un metro de alto
con la cara de la diosa en su cuello... y muchos otros artefactos notables.
Irónicamente, el equipo de excavación vivía en cobertizos construidos con
estiércol de vaca, en un ambiente mugriento, sin agua corriente. Hace cuatro
mil años, los templos-palacio minoicos tenían agua corriente y agradables lavabos.
Está claro que no hubo un desarrollo progresivo de la civilización”.
“No
hay ningún enterramiento más lujoso o principal que otro, ni casas más
importantes o lujosas que otras; esto está considerado como uno de los más
importantes indicadores de ausencia de jerarquización".
La Cultura de la Celebración de la Vida.
“Desde el punto de vista cultural, lo que caracteriza a algunas sociedades neolíticas desenterradas, es un orden simbólico no manipulador, que recrea y emula el continuum gaiático. Algunos investigadores lo han llamado acertadamente Cultura de la Celebración de la vida. Lo que llama la atención más que ninguna otra cosa, es que es un arte que discurre sobre la vida misma, sin despegarse de ella, que consigue captar y fijar en sus obras los rasgos de la vida que describíamos en el capítulo anterior: la interacción entre lo vegetal y lo animal, los movimientos asociativos, la diversidad de las formas, la armonía del caos, los ciclos, la noción del tiempo en la vida, la generación y la regeneración, la sucesión, el continuum; la calidez, el bienestar, la alegría de la vida autorregulada.
Desde el punto de vista social, se caracteriza por la ausencia de jerarquía y de cualquier tipo de jefaturas o de instancias superiores, ausencia de jerarquización entre los sexos, ausencia de acotaciones territoriales, de guerras y de violencia, ausencia también de símbolos de prestigio o de poder”. (Casilda Rodrigañez.)
Por
otra parte, “su cultura parece haber sido básicamente igualitaria, pacífica,
próspera y jovial. Sus ciudades carecían de muros defensivos, y en su arte no
se aprecian escenas de violencia. Nikolas Platon, director del
principal museo de la isla (de Creta) escribe:
“aquí
la sucesión se transmitía por línea femenina... y el conjunto de la vida estaba
impregnado por una ardiente fe en la diosa naturaleza, fuente de toda creación
y armonía que inspiraba amor por la paz, aborrecimiento por la tiranía y
respeto por la ley. Su arte, a la vez grácil y realista, entona un himno a la
naturaleza lleno de formas ondulantes y dinámicas, revolotean las abejas,
saltan gozosos los delfines, ondean las serpientes, vuelan libres los pájaros.
Todo fluye, como atestiguara Heráclito muchos siglos después. En el centro de
las escenas suele estar la diosa, a menudo representada como una bella muchacha
de pechos descubiertos, a veces rodeada de sacerdotisas y jóvenes varones.
Las figuras humanas aparecen llenas de vida, plácidas, espontáneas, siempre gesticulando, en marcado contraste con las rígidas poses del arte egipcio de la época. (... asoma una cultura basada en la celebración de la vida. No hay hordas ni estados sino poblaciones autónomas de varios miles de habitantes; se conoce la metalurgia, pero no se aplica para fabricar armas; no se levantan fortificaciones ni hay signos de violencia, pero existe un arte floreciente... su culto está guiado por mujeres y la descendencia pasa por línea femenina, pero no hay dominio sobre los hombres sino igualdad entre los sexos”.
Las figuras humanas aparecen llenas de vida, plácidas, espontáneas, siempre gesticulando, en marcado contraste con las rígidas poses del arte egipcio de la época. (... asoma una cultura basada en la celebración de la vida. No hay hordas ni estados sino poblaciones autónomas de varios miles de habitantes; se conoce la metalurgia, pero no se aplica para fabricar armas; no se levantan fortificaciones ni hay signos de violencia, pero existe un arte floreciente... su culto está guiado por mujeres y la descendencia pasa por línea femenina, pero no hay dominio sobre los hombres sino igualdad entre los sexos”.
Como
vamos viendo, esta Cultura de la Celebración del Vida (hija de las
cosmovisiones animistas del paleolítico), que hasta ahora la historia oficial
nos ha estado presentando en islotes (Creta, Troya, probablemente Malta...), está emergiendo del
pasado para reivindicarse a sí misma como común a toda Europa y si seguimos
tirando de la madeja la podríamos catalogar como universal.
Una
re-visión del matriarcalismo.
“En 1861 Bachofen escribió un libro en el que explica, basándose directamente en algunos autores de la Grecia antigua, la cualidad y la función social y civilizadora de la libido maternal en las primeras sociedades humanas; lo que ahora ya la antropología con la nueva aportación de la “revolución arqueológica” está confirmando; Bachofen dijo que la fraternidad, la paz, la armonía y el bienestar de aquellas sociedades del llamado Neolítico en la Vieja Europa, procedían de los cuerpos maternos, de lo maternal, del mundo de las madres. No de una religión de las Diosas ni de una organización política o social matriarcal, sino de los cuerpos maternos. Es decir, que aquella sociedad no provenía de las ideas o del mundo espiritual, sino de la sustancia emocional que fluía de los cuerpos físicos y que organizaba las relaciones humanas en función del bienestar; y de donde salían las energías que vertebraban los esfuerzos por cuidar de la vida humana." (Casilda Rodrigañez)
Quizás
por ello Élisée Reclus pudo decir: . “La fuerza brutal del hombre en celo: origen del patriarcado. El apego
natural del niño a la madre que lo amamanta: origen del matriarcado. El
matriarcado puro de
Bachofen y de Giraud-Teulon es una máquina de civilización
muy sabia”.
El “Ginecogrupo” y la estructura “matrifocal”
“El derecho materno, cuya existencia histórica ha sido probada, no representa solamente la organización de la democracia natural del trabajo, sino también la organización natural de la sociedad que obedece a los imperativos de la economía sexual”. Wilhem Reich
Como hemos visto hasta ahora, una de las principales características de estas
culturas primitivas es lo que l@s autor@s denominan como “matriarcal”,
“matriarcado”, etc... Es muy difícil describir algo que nunca se ha vivido.
“El
primer vínculo social estable de la especie humana no fue la pareja
heterosexual (mujer y varón) creada por el cazador, como sostiene la mayoría de
científicos sociales, sino el conjunto de lazos que unen a la mujer con la
criatura que da a luz. El vínculo original diádico madre/criatura se expande al
agregarse otras mujeres en estado de gestación-crianza, y las que habían pasado
por esas etapas, para ayudarse en la tarea común de dar y conservar la vida la
misma circunstancia las aúna, y el conocimiento compartido permite que
cristalice la solidaridad entre ellas. Se origina así el grupo social primario,
compuesto por mujeres de varias generaciones y sus proles. Los lazos que establece
la cópula en la época arcaica son momentáneos e inestables, y no parecen haber
sido el elemento fundacional del grupo.
(...) El ginecogrupo (y no la pareja heterosexual) es la primera forma de organización humana, original y universal. Esto significa que no es un tipo de organización cualquiera, sino la primera forma grupal que permite la consolidación de la especie en el tiempo, y que se estructura a partir de exigencias específicamente humanas, es decir, culturales y no instintivas. Dicho de otra manera, no es un resto de una forma de organización entre varias posibles, sino la original, a partir de la cual se derivarán todas las variables conocidas.” (Martha Moia, “El no de las niñas”)
(...) El ginecogrupo (y no la pareja heterosexual) es la primera forma de organización humana, original y universal. Esto significa que no es un tipo de organización cualquiera, sino la primera forma grupal que permite la consolidación de la especie en el tiempo, y que se estructura a partir de exigencias específicamente humanas, es decir, culturales y no instintivas. Dicho de otra manera, no es un resto de una forma de organización entre varias posibles, sino la original, a partir de la cual se derivarán todas las variables conocidas.” (Martha Moia, “El no de las niñas”)
“Mutterlich”
y “muttertum” no pueden traducirse por “matriarcal” porque estamos con
sociedades no jerarquizadas, por lo tanto exentas de autoridad; así pues no
estamos en matriarcados, ni en ginecocracias. Estamos en sociedades ácratas,
sin archos, con una forma de organización asamblearia y comunalista,
sintonizada con el continuum gaiático autopoyético (sin dioses) y autorregulado
(sin ley sin estado).
Hay,
pues, que empezar a pensar y a imaginarse lo que puede ser el despliegue social
de la sexualidad de la mujer, alentando la simbiosis primaria del ser humano;
imaginarnos creciendo en el “muttertum”; imaginarnos como seríamos después l@s
adult@s crecid@s en el “muttertum”, con las criaturas pequeñas saltando de
regazo en regazo, chupando y lamiendo, incorporadas a nuestros cuerpos en todo
el quehacer cotidiano. Imaginarnos los grupos humanos formados no al lado, no
en contra, no a pesar de los inconvenientes de la crianza, sino en función de
ella, para protegerla y cuidarla como el bien más preciado del grupo. Ni tuya
ni mía, las criaturas serían de los grupos humanos, no por ley, no por decreto
establecido, sino por la cualidad de la energía libidinal. Por eso, su
bienestar sería de hecho el de tod@s. Y si un grupo humano se pone a funcionar
teniendo como lo primordial el bienestar inmediato y el cuidado de la pequeña
criatura, recuperaría el impulso vital de búsqueda del bienestar; haría volver
la sabiduría perdida, el impulso general por el cuidado de los demás que ha
sido sustituido hoy por el afán de dinero y de éxito”. (Casilda rodrigañez). (Tomado
de Guillermo Piquero: La senda aborigen que podéis descargaros aquí: http://www.papelesdesociedad.info/IMG/pdf/La_senda_aborigen.pdf)
Las Diosas de Malta
Repasemos algunos de los más representativos ejemplos:
Las Diosas de Malta
Nos dice Lino Bugeja en El
significado religioso único del período de los templos maltés: “Me enganché a
la fascinante cultura de ese período y me intrigó especialmente la presencia
que la Diosa Madre encontró en los templos de Malta. Pero, ¿quién es esta enigmática
figura espiritual, prototipo de la mujer del Mediterráneo, que ha ocupado una
posición tan venerada y exaltada en nuestra psique a lo largo de los siglos? ¿Era
tan excepcional el culto de la Diosa Madre en los templos neolíticos de Malta,
la principal fuente de reverencia que se atribuía a la criatura femenina en
toda la cultura mediterránea primitiva?
Muchos otros símbolos que
representan a la Diosa Madre han sido desenterrados en las islas del Medio
Oriente y el Mediterráneo oriental, pero en su mayoría eran pequeñas
estatuillas o estatuillas de mujeres que varían entre cuatro y 25 cm de
tamaño. Son más o menos en forma de diamante, con una cara pequeña sin
detalles faciales, pechos grandes, una gran barriga y muslos, caderas anchas y
pies pequeños o ausentes, todos los símbolos apuntan al rito religioso de la
fertilidad.
La mayoría de las figuras
femeninas obesas descubiertas en los templos malteses definitivamente no son
parangones de belleza para los estándares actuales, pero tal vez se ajustaron a
la idea de que una figura corporal corpulenta era un signo de bienestar, una
percepción que se mantuvo en Malta hasta hace medio siglo.
El arte decorativo con simbolismo
de la fertilidad, y la maravillosa arquitectura que alberga las estatuas de la
fertilidad, apuntan a un culto religioso altamente organizado claramente
superior al de cualquier otra cultura de la época.
El uso del simbolismo en la
religión es un fenómeno universal establecido. Mithen sostiene que es
común que las prácticas religiosas impliquen la creación de imágenes y símbolos
para representar seres e ideales superiores.
A la luz de esto, cuán
impresionantes son los hermosos motivos en espiral en nuestros templos,
grabados en piedra local suave, que representan la eternidad, un símbolo que
seguramente representa un culto religioso. En los albores de la historia,
el simbolismo permitió a nuestros primeros ancestros humanos representar en
formas abstractas las creencias en algún ser sobrenatural que parecía violar
los principios obvios del mundo natural.
Es interesante observar que en
algunos templos menores se erigió un cuernillo comunal para moler el maíz donde
se realizaba una actividad ceremonial,
encarnando la piadosa esperanza de la deidad que otorga fertilidad al suelo el año siguiente.
encarnando la piadosa esperanza de la deidad que otorga fertilidad al suelo el año siguiente.
Estos símbolos de fertilidad se
enriquecieron con dos representaciones fálicas en un pequeño nicho que surgió
de un culto religioso.
Sus ofrendas de sacrificio, conocidas solo por nuestros poetas, especialmente por Georg Pisani
en sus poemas exóticos F’Ħaimar Qim y Il-Ġgantija, también estaban presentes en diferentes formas en todos los otros templos. Tenían la forma de figurillas, como la Venus de Malta, descubierta en Ħaġar Qim, y la Pareja de abrazos,
una pequeña estatuilla de arcilla que también se encuentra en Tarxien.
Sus ofrendas de sacrificio, conocidas solo por nuestros poetas, especialmente por Georg Pisani
en sus poemas exóticos F’Ħaimar Qim y Il-Ġgantija, también estaban presentes en diferentes formas en todos los otros templos. Tenían la forma de figurillas, como la Venus de Malta, descubierta en Ħaġar Qim, y la Pareja de abrazos,
una pequeña estatuilla de arcilla que también se encuentra en Tarxien.
La religión organizada tiene sus
raíces en la revolución neolítica que se produjo cuando la invención de la
agricultura transformó a muchas sociedades humanas de un estilo de vida de
cazadores / recolectores. Surgió como un medio para proporcionar estabilidad
social y económica, cohesión a la comunidad.
Reconocidos arqueólogos creen que,
en estos templos religiosos y sus objetos de culto, estamos presenciando uno de
los grandes pasos en la evolución humana: el desarrollo de la religión
organizada.
Sin embargo, el enigma persiste
en cómo un pueblo tan avanzado debió elegir colonizar y establecerse en las
islas maltesas. En tiempos neolíticos, Malta era similar a lo que es ahora: una
masa de roca estéril, quemada por el sol, con tierra solo en los valles, y
carente de rocas que contengan metal para alentar a los buscadores. Este hecho
histórico es tan desconcertante y enigmático como los misteriosos “kart ruts”
que se encuentran muy a menudo en las proximidades de los templos. Seguramente las respuestas a estas preguntas sobre el período neolítico se encuentran enterradas en los vastos templos decorativos.
que se encuentran muy a menudo en las proximidades de los templos. Seguramente las respuestas a estas preguntas sobre el período neolítico se encuentran enterradas en los vastos templos decorativos.
Es difícil escapar a la
conclusión de que Malta fue seleccionada como una isla sagrada y dedicada al
culto asiático de la Diosa Madre, cuyas sacerdotisas conservaron rígidamente y
santificaron el uso de antiguos implementos de piedra. Vinieron del Cercano
Oriente, abrazando la costa mediterránea hasta que se dirigieron hacia Malta.
Nuestras islas deben haber sido
un lugar excepcionalmente importante y sagrado en el cuarto milenio antes de
Cristo, cuando los barcos primitivos se aventuraban más al oeste. Con tantos
templos repartidos por todo el archipiélago maltés, Malta debe haber sido un
lugar de peregrinación desde donde los intrépidos marineros tendrían que partir
a los mares abiertos inexplorados.
Podrían haber buscado la
protección de las diosas de la isla y haber preguntado ansiosamente al oráculo
sobre el peligroso viaje que tenían por delante. Por tal ayuda, seguramente estuvieran
dispuestos a ofrecer donaciones atractivas, especialmente ofrendas votivas y
ricas recompensas a los dioses y sacerdotisas.
Los enormes edificios decorativos
neolíticos eran, sin duda, lugares de culto en la isla sagrada. No es exagerado
decir que los arqueólogos de renombre creen que, en estos templos religiosos y
sus objetos de culto, estamos presenciando uno de los grandes pasos en la
evolución humana: el desarrollo de la religión organizada. En este medio
religioso, la Diosa Madre de la Fertilidad reinaba suprema.
La civilización neolítica maltesa
es de particular interés en la simbiosis obvia entre una entidad “gorda”
femenina y el culto a los antepasados a
diferencia del megalitismo atlántico.
En el archipiélago maltés, el megalitismo no pretende valorizar a los muertos sino la veneración de una "deidad" femenina, en este caso las construcciones megalíticas son templos reales. El culto a los antepasados está reservado para los hipogeos. Desde la fase Żebbuġ , el lugar de los antepasados está bajo tierra en tumbas talladas como los templos. La "religión" maltesa incluye ambos aspectos del mundo neolítico: un culto a una "diosa" femenina o "diosa de la fertilidad" y un culto a los muertos –antepasados- con ritos terrestres.
En el archipiélago maltés, el megalitismo no pretende valorizar a los muertos sino la veneración de una "deidad" femenina, en este caso las construcciones megalíticas son templos reales. El culto a los antepasados está reservado para los hipogeos. Desde la fase Żebbuġ , el lugar de los antepasados está bajo tierra en tumbas talladas como los templos. La "religión" maltesa incluye ambos aspectos del mundo neolítico: un culto a una "diosa" femenina o "diosa de la fertilidad" y un culto a los muertos –antepasados- con ritos terrestres.
El laberinto subterráneo en Hal
Saflieni en Paola, conocido como el Hipogeo, demuestra el poder espiritual de las
sacerdotisas que encargaron este enorme proyecto. Consiste en varias cámaras
basadas en tres niveles, la mayoría de los cuales fueron excavados en la caliza
blanda. Los agujeros misteriosos en las paredes, descritos como "agujeros
de oráculo", fueron utilizados por los fieles para plantear preguntas al
oráculo. La acústica excepcionalmente resonante del Hipogeo haría que la voz de
las sacerdotisas fuera muy impresionante.
En ese momento, la gente de la
Malta prehistórica había alcanzado el cenit de su sofisticada cultura, con su
impresionante escultura y arquitectura, pero abandonaron repentina y
misteriosamente las islas maltesas en el año 2.500 a.C.
Las islas maltesas fueron
ocupadas más tarde por un pueblo poco sofisticado, conocido como la gente de la
Edad de Bronce. Habitaron promontorios especialmente protegidos como se
evidencia en Qlejgha tal-Baħrija e Il-Qlejgħa ta ’San Ġorġ en Malta e
In-Nuffara en Gozo, donde aún se pueden ver numerosos silos para el
almacenamiento de agua, grano o aceite.
Por qué sucedió esto sigue siendo
un misterio, aunque algunos historiadores especulan que podría haber sido causado
por el hambre, la enfermedad o la guerra.
La isla de la mística sigue
siendo tan enigmática que aún desconcierta a los arqueólogos y las más altas
autoridades en prehistoria.
También hay quien sostiene que en los templos también se llevaban a cabo ritos de curación, debido a los numerosos exvotos que se han encontrado. Particularmente asociados a los embarazos y posteriormente a los partos.
Nos explica Carmen Martin-Cano: "Su función central era la de
Médica que curaba las enfermedades, para lo cual invocaban a la Diosa favorecedora
de la Salud que presidía varias constelaciones, para lo cual se disfrazaban o
ponían máscaras animalísticas en ceremonias de curación, para invocar las
diferentes personalidades Divinas y bajo cuya advocación cantaban canciones,
himnos o fórmulas mágicas y realizaban actos de Purificación lavando imagen
Divina para devolver la salud a los enfermos, hacían uso de plantas medicinales
o bailaban al son de instrumentos musicales o usaban esculturas y máscaras para
que la Diosa transmitiese a la Adivina poder.
Curanderas conocedoras y
descubridoras de las características medicinales de ciertas plantas, les dieron
sus nombres, fueron honradas con culto particular en Santuarios junto a fuentes
medicinales o su nombre fue puesto a plantas medicinales en su honor para
recordar su descubrimiento y la enseñanza de su uso para curar a la humanidad.
P. ej. tienen nombres de Curanderas y de Diosas gran parte de las plantas
consideradas medicinales: ambrosía, artemisa, calipso, caria / nogal, cidonia /
membrillo, dafne / laurel, dru / roble, escila, helenium, heracleum, iris,
matricaria / partenión, medeis, melia, melisa, menta / hierbabuena, musa,
ninfa, palladies arbor = olivo de Atenea Pallas, pan-atenaicón, panacea /
panax, pityusa / pino, sabina, véneris,..."
Hubo cultos domésticos que fueron
diferentes de los cultos asociados con la muerte y el entierro. Esto puede
ser ilustrado por la arqueología prehistórica de las islas de Malta, con sus
numerosos y masivos templos de piedra, alrededor del 3500 al 2500 aC. Una
parte importante de los rituales del templo fueron los festines y los
sacrificios porque la sociedad maltesa "... puede haber sido un
matriarcado poderoso dominado por sacerdotisas, líderes femeninas y diosas
madres". (Malone, 1993).
La religión prehistórica de la
antigua Malta no se limitaba simplemente a un culto a las mujeres obesas y
corpulentas. Hace unos 4.000 a 3.000 años, los cultos en Malta se centraban
en el uso de tumbas y cuevas subterráneas como lugares de
enterramiento. En el período final de la Cultura Tarxien, la sociedad se
vio dominada cada vez más por una jerarquía religiosa "... en la que los
especialistas en culto o las sacerdotisas controlaban gran parte de la
industria de la gente" (Malone, 1993)
Las imágenes de la Diosa en Malta
La letra de la canción es poco más que un Mantra que se repite: "Regresar, regresar, al seno de la Madre Tierra, la madre de todos"... Podéis leer un poco más de sus reflexiones sobre la experiencia aquí:
Las imágenes de la Diosa en Malta
Durante los 8 primeros minutos podéis escuchar la canción Re Turning que Jennifer Berezan grabó en el interior de la Sala del Oráculo del Hipogeo de Hal Saflieni, aprovechando los peculiares efectos de sonido. Según sus propias palabras: “Mirar
hacia atrás a los pueblos antiguos me da mucha esperanza y fortaleza. Veo
que es posible que vivamos en esta tierra de una manera diferente. Tal vez
no veamos el cambio en nuestra vida, probablemente no, pero el tiempo es algo
muy misterioso. Las cosas no siempre suceden de la manera que creemos que
van a suceder. Estaba cantando dentro de la tierra, en un lugar que había sido usado
miles de años para el ritual, para los oráculos, para la profecía. Era
obvio que las personas que lo construyeron tenían una comprensión increíble de
la acústica y del valor y el poder del sonido para la curación”.
Recibimos
el extraordinario regalo de estar completamente solos en este espacio durante
tres días, con algunas de las obras de arte arqueológicas más importantes del
mundo. A lo largo del Hipogeo y en el techo de la cámara del oráculo se
encontraban pinturas de color ocre rojo de 6.000 años. Me resulta muy
difícil volver a contar cómo era. Inicialmente, describí la experiencia
como estando en un "estado alterado", pero al sentir eso me di cuenta
de que era un "estado auténticamente profundo". El mundo
"allá afuera", después de dejar el Hipogeo, parecía ser la realidad
alterada. Estar en el Hipogeo se sentía como en casa: cómodo, sanador y
enraizado. Un sentimiento de compasión despertaba dentro de mí para mí y
para los amigos con los que estaba. Sentí una profunda paz y éxtasis, no
solo por estar en este lugar, sino por poder hacer música allí. Todo el lugar vibraba
con nuestras canciones; Fue exquisito, y más allá de las palabras". La letra de la canción es poco más que un Mantra que se repite: "Regresar, regresar, al seno de la Madre Tierra, la madre de todos"... Podéis leer un poco más de sus reflexiones sobre la experiencia aquí:
https://creation-designs.com/gracemillennium/winter00/html/berezan.htm
Repasemos algunos de los más representativos ejemplos:
Venus de Terracota hallada en el
templo de Skorba, en la excavacions de la sala Norte del mismo, se le supone
una antiguedad del 4.400 al 4.100 aC.
Imagen de la Diosa embarazada a punto de dar a luz. Hallada en el templo de Tarxien antiguedad aproximada 3.300 al 2.500 aC.
Imagen de la Diosa embarazada a
punto de dar a luz. Hallada en el templo de Tarxien antiguedad aproximada 3.300
al 2.500 aC. Ésta, junto a muchas otras, incluídas las reproduccions de
miembros deformes, es lo que ha llevado a algunos expertos, a suponer que los
Templos serían además de lugares de culto, santuarios para la curación de
enfermos, semejantes a los de Esculapio e Higia en Grecia.
La Venus de Malta es una pequeña
figura descubierta en el Templo de Hagar Qim en Qrendi, Malta.
Esta figura fue descubierto por J. G. Vance, de los Ingenieros Reales
Británicos, en 1839 durante el desmonte de la primera sala de la Templo, junto a una losa de piedra
decorada con espirales y agujeros picados. Esto sitúa su creación en el Periodo de los templos del neolítico maltés, que data de entre 3600 y 2500 aC
De estilo muy naturalista, muy diferente a las numerosas representaciones de otras imágenes sentadas. y/o de pie que son figuras obesas encontradas en muchos de los templs megalíticos.
Hecha de arcilla ligeramente horneada,
esta es una hermosa representación de una figura femenina desnuda y curvilínea con un brazo descansando sobre su muslo
derecho mientras que el otro está inclinado por el codo y descansa sobre su cintura.
El Museo Arqueológico de La Valleta, en
Malta, alberga una poco conocida, pero altamente valiosa, intrigante y
cautivadora estatuilla de arcilla. Sus diminutas dimensiones (7 cm de alto x 12
cm de largo x 6,8 cm de ancho) no restan valor a su delicada y hermosa factura.
La pieza, que fue localizada en una de las cámaras funerarias del hipogeo de Hal Saflieni,
cuya datación se sitúa alrededor del año 3.300-3.000 a.C., representa una
figura femenina tendida sobre su lado derecho en un catre de madera
perfectamente modelado. Se trata de una producción más del prolífico y
misterioso neolítico maltés, que no deja de arrojar dudas cada vez que se le
interroga sobre su significado. ¿Se trata de un amuleto?¿acaso de un
retrato?¿una representación de la divinidad?¿duerme?¿descansa?¿yace muerta?
Conocida como "Sleeping Lady" -La Dama Dormida-, se trata de la joya más preciada de la arqueologia maltesa.
Debido a las prácticas arqueológicas de aficionados y de mala calidad que se emplearon en el momento en que se encontró a la Dama Dormida, faltan pruebas científicas definitivas acerca de la naturaleza exacta y el propósito tanto de la Dama Dormida como del Hipogeo, pero abundan muchas teorías.
Habiendo visitado varios de estos templos con forma de mujer, así como el Hipogeo subterráneo, puedo atestiguar personalmente la energía sagrada que todavía existe entre las antiguas estructuras de piedra que parecen activar un recuerdo intuitivo. Esto es particularmente cierto dentro del Hipogeo similar a una matriz, construido en el cuarto milenio y compuesto por tres plantas subterráneas. Uno está inundado de emociones en este increíble lugar sagrado, particularmente cuando los ecos etéreos del sonido comienzan a resonar dentro del espacio. Mientras que algunos creen que el Hipogeo se usó como una tumba o para practicar los misterios qutónicos de la Diosa, la sugerencia de la pose de la Dama Dormida lleva a muchos a creer que este fue un lugar sagrado utilizado para el antiguo arte de curación de la incubación de sueños. Esta fue una modalidad de sanación temprana en la que lo divino intercedería y daría orientación o inspiración mientras el sujeto estaba dormido.
La Dama de Malta encontrada dentro del Hipogeo no fue el único ejemplo de interacción mortal y divina. Esa voz interior, esa guía divina, esos susurros que nos inspiran a actuar o crear, entraron en la psique de nuestros antepasados de varias maneras. En la antigüedad, estos mensajes llegaban en un sueño, en una voz incorpórea o en una visión. En el Antiguo y Nuevo Testamento, estos sueños de revelación divina se llamaban visiones de la noche. Las apariencias físicas o manifestaciones de una deidad eran eventos de la teofanía o una epifanía. Las ideas de guía divina o revelación también podrían llamarse epifanías. En Grecia, Asklepios e Hygeia, Dios y Diosa de la Curación, fueron vistos en sueños visionarios por aquellos que acudieron a los templos para curarse utilizando el antiguo arte curativo de las incubaciones de sueños. Después de los ritos de ayuno y purificación, los enfermos dormirían en el templo durante la noche con la esperanza de recibir la guía divina para curar lo que los aquejaba.
La incubación de sueños también fue practicada en templos sagrados por los chinos. Los nativos americanos emprendieron misiones de ensueño en las que salían al desierto, ayunaban y oraban como un rito de pasaje, y al hacerlo, con suerte recibirían la guía divina. Los antiguos egipcios también creían que a través del poder de los sueños podían recibir mensajes de sus muchos dioses y diosas. El Dreamtime es un componente integral de la cultura de las tribus aborígenes australianas que creen que la conexión entre el mundo físico y la conciencia espiritual se alcanza durante el sueño. Estos sueños arrojan luz sobre el paisaje interior de sí mismos, así como informan sobre los antepasados, la historia, el destino y la cultura en el pasado, presente y futuro, simultáneamente.
Con el inicio de la ciencia, y nuestra desconexión con la Naturaleza, cada vez se pone menos fe y creencia en tales métodos. Hoy en día, las apariciones de sueños y visiones divinas pueden considerarse poco importantes y tontas. Podrían ser vistos como vuelos de la fantasía, neurosis, alucinaciones o cumplimiento de deseos inconscientes. Y dado que las religiones patriarcales rara vez fomentan este vínculo directo y personal con la fuente divina, o el conocimiento divino de la gnosis, tales métodos podrían, en el mejor de los casos, ser desalentados y dudosos, o en el peor de los casos, temidos e interpretados como malos.
¿Podría ser que nosotros hayamos dejado de creer en sueños y visiones? Quizás, en consecuencia, hayamos cortado o debilitado ese vínculo vital con nuestro Ser Divino o esa gnosis que se encuentra enterrada. Muchas personas no intentan recordar sus sueños ni dar crédito alguno a estos destellos que se nos dan. ¿Podríamos haber llegado a ser demasiado sofisticados y "grandes para nuestros problemas"? ¿Podrían nuestros ancestros, en un tiempo más sencillo, haber estado más en contacto con lo Divino?
La pequeña estatuilla descubierta en el Hipogeo Hal Saflieni está llena de detalles que hacen que sea aún más interesante de ver. La estatua muestra la corpulenta figura de una mujer, reclinada en una cama, y parece estar dormida. Aparece en una cama bien construida, con tocones que actúan como patas y cruces que indican que durante ese tiempo las personas tenían un buen sentido de la construcción. Su cabeza descansa sobre una almohada mientras ella agarra la misma almohada con la mano. El vestido que lleva puesto está decorado de varias maneras. Hay pliegues en el dobladillo inferior y los diseños decorados se ven claramente en la falda. Ella no está cubriendo su pecho. Se ha sugerido que podría haber tenido algunos botones en la parte posterior de su falda. Descubierta en un complejo subterráneo, se ha sugerido que esto podría ser una sacerdotisa en el acto de interpretar los sueños de los fieles. Cualquiera que sea la razón detrás de tal estatua, sigue siendo una obra de arte excepcional de la Prehistoria.
“La Dama Dormida a menudo ha estado directamente relacionada con la muerte. Se ha sugerido que la mujer se dedique a rituales para dormir o soñar La Dama Dormida puede haber proporcionado un vínculo material entre los mundos de los vivos y los muertos ".
Pero el mismo rito -de la incubación- también se empleó en ocasiones cuando el objetivo era la información -oracular-, entonces el conocimiento de lo divino vendría por medio de los sueños.
Aún cabe una interpretación más: Se trataría de la misma Diosa Madre que en su sueño eterno va creando la infinitud del espacio-tiempo.
La denominada Pequeña Dama Durmiente, encontrada tambien en el Hipogeo de Hal Saflieni, de la misma época puede tener un significado parecido.
Uno de los motivos más comunes de la iconografía maltesa són las conocidas como "Fat Lady". Se han encontrado por decenas en casi todos los templos. La mayoría son de dimensiones reducidas, unos pocos centímetros,
otras llegan a medir poco más de un metro
mientras que otras, como las que se encontraban en la entrada de la mayoría de los templos podían superar los dos metros y medio de altura, también podían encontrarse sentadas
No es de estrañar que las leyendas locales se refieran a los templos como la obra de gigantes
Mucho se ha hablado sobre la ambiguedad sexual de las esculturas de la Diosa Madre, como la anterior. Algunos especialistas incluso han llegado a afirmar que podría tratarse de personajes masculinos importantes -por el tamaño y la gordura- semejantes a luchadores de sumo. Francisca Martin Cano, nos explica que: "tras el descubrimiento de la
agricultura, el panteón seguía estando dominado por la Diosa Madre, por lo que
sus representantes en la tierra, las Sacerdotisas celebraban ceremonias para
propiciarla (lluvias), pero dado que otro de los protagonistas agrícolas era el
paredro Divino (semilla), bien femenino o masculino, era necesario, para
asegurar la cosecha, que representantes de igual sexo en la tierra,
participasen en ceremonias de Fertilidad.
Y así se sabe que los más
arcaicos varones que empezaron a compartir el ejercicio del Sacerdocio con las
Sacerdotisas, en los Templos de la única Diosa que se adoraba y de su paredro
mortal que era Deificado, eran eunucos que se afeminaban, se disfrazaban, se
pintaban la cara con minerales y se engalanaban con joyas como las mujeres,
además simulaban las menstruaciones y el embarazo femenino y se convertían en
eunucos.
Quizás por mimetismo, los varones
al servicio de la Diosa, se intentaban asemejar a la apariencia de las
Sacerdotisas, para enmascarar la virilidad y para conseguir engañar a la Diosa
con la apariencia de las antiguas representantes / personificaciones de la
Diosa en la Tierra. Y por esa razón simulasen el embarazo o la menstruación
femenina, esperando que tal hecho debía de convencerla, para que les concediese
el mismo poder y los mismos beneficios que concedía a la Sacerdotisa. Y por la
misma razón para completar la transformación y asemejarse a mujeres, se
terminaron por castrar y convertirse en eunucos. También la conversión en
eunucos estaría relacionada con la automutilación o pérdida de los genitales de
los paredros de la Diosa Madre que protagonizaban mitos de castración en
diferentes panteones: Adonis, Atis, Combabo, Osiris, Dumuzi / Duzi, Adonis,
Eshmund, Tammuz, Gugalanna, Orión, Pwyll,... Se automutilarían para imitar al
Dios impotente y llegar a ser sus representantes / personificaciones en la
Tierra.
Sacerdotes eunucos al servicio de
Diosas entre cuyas funciones estaban las ceremoniales con intervención en los
cultos Mistéricos, bailando, tocando instrumentos musicales y practicando la
prostitución en su honor, además del trabajo en diferentes artesanías y en
talleres de metalurgia, tras haber recibido los conocimientos de las técnicas
en su Iniciación de Sacerdotisas en cuyas manos estaba el secreto de su
práctica".
Otras como la anterior, hallada en el Templo de Tarxien (que han sido fechados por el método del radiocarbono
hasta aproximadamente 2800 aC) eran pequeñas estatuas de cerámica
cuidadosamente modeladas de figuras humanas obesas. Estas figuras son de
sexualidad ambigua, aunque tienen acumulaciones distintivas de grasa en las
nalgas. La mayoría no muestra características primarias de la sexualidad
(como los senos). Su descubrimiento en ese lugar fue muy significativo:
marcó la primera asociación segura de mujeres gordas con sitios de entierro en
lugar de santuarios o altares del templo.
La escultura muestra un par de figuras obesas bellamente talladas y
pintadas. Están sentados en una cama intrincadamente tallada, cubierta de
ocre rojo, que muestra puntales tejidos en la parte inferior y diseños
curvilíneos en la parte superior. Las figuras gordas no son explícitamente
masculinas o femeninas. Llevan las familiares faldas plisadas, pintadas de
negro, de las mejores figuras de culto maltesas. La cabeza de una figura
luce un corte de pelo que incluye una coleta en la espalda. Falta la
cabeza del otro. Ambas figuras sostienen objetos en sus piernas: una es
una persona vestida diminuta (que puede ser un bebé) y la otra una taza. Aparte de la fina artesanía de la escultura,
es sorprendente porque la representación de varios humanos juntos es casi
desconocida en ese período en Europa: incluso las figuras individuales, aparte de
las señoras gordas, son poco comunes. Este descubrimiento es uno de los primeros y más evocadores grupos
de esculturas de la prehistoria europea.
Hasta aquí la segunda entrada.